¿Quién es más sabio: cuando alguien en dificultad se empecina en resolver un problema solo/a o quién cuando se da cuenta que no puede solo pide ayuda?
Una actitud natural y deseable es ser capaz de enfrentar los desafíos y obstáculos que se presentan con los propios recursos para tratar de resolverlos y eso está bien. Pero, en ocasiones, nuestros recursos no son suficientes porque estamos en una situación de vulnerabilidad, o bien, la dificultad supera nuestras habilidades y recursos. En ese caso, lo más inteligente es pedir ayuda.
Las situaciones de estrés ocurren cuando tenemos dificultades para responder a las exigencias del medio y nos sentimos abrumados/as e incapaces de salir adelante, de cumplir metas o de responder a las expectativas de las otras personas. Esto le suele ocurrir muchas veces a los niños/as y a los jóvenes, pero los adultos no estamos ajenos/as a esto, también nos sentimos sobrepasados/as a veces y necesitamos de otros para salir de ciertas dificultades o para saber sobrellevarlas.
Cuando alguien siente que no está logrando las metas, se siente maltratado/a o que nada le sale bien y se atormenta interiormente sin saber qué hacer o cómo solucionar la situación, cuando alguien se siente así, puede considerar los siguientes consejos:
- Estar alerta a las emociones, a cómo nos sentimos en el día a día, en lo cotidiano. Las emociones son expresiones de nuestro estado mental y corporal, si estamos atentos y logramos identificarlas, tendremos la posibilidad de hacer algo para encauzarlas.
- Etiquetar las emociones, identificar cómo se llama lo que estoy sintiendo. Se sugiere tratar de ampliar el vocabulario emocional porque existe un amplio espectro de emociones como tonalidades de los afectos.
- Si hay emociones que me resulten incómodas o dolorosas, tratar de hablar con alguien, pues en la medida que verbalizamos se nos van aclarando las ideas y en la conversación surgen nuevas perspectivas. Puede ser un amigo o amiga, un compañero o compañera de trabajo, un familiar cercano u otra persona de confianza.
- Si aun así no logro sentirme bien, debo pensar en gestionar una ayuda especializada, al hacerlo no hay nada que perder y mucho por ganar, sobre todo si pensamos en nuestro bienestar personal y una mejor calidad de vida.
- La capacidad de pedir ayuda se considera una habilidad socioemocional que salvaguarda nuestra integridad física y psicológica. Así que te invitamos a ser capaz de pedir ayuda cuando se presenten momentos difíciles, es una forma de demostrar quererse a uno mismo, pues lo valioso se cuida y se protege.
- Si te sientes abrumado/a y estás pasando por un momento difícil, contáctate con nosotros/a y profesionales especialistas podrán ayudarte.
Por Catalina Sepúlveda Fuentes. Psicóloga, Magíster en Psicología Clínica.